
Tras la toma de posesión del nuevo gobierno de Brasil
Y aprovechando la presencia de numerosas/os mandatarias/os internacionales, se ha priorizado una acción común en defensa de la Amazonía.
Ya hay un acuerdo para convocar Cumbre de la Amazonia, en Leticia o Tabatinga entre abril y mayo.
Sería preparada con científicas/os, investigadoras/es y pueblos Indígenas.
La propuesta será un Pacto para que #SalvemosLaSelva
Del territorio amazónico participan 9 países. No obstante este nuevo impulso en su defensa tiene como protagonistas más decisorios a Brasil y a Colombia.
El presidente colombiano Petro ya lo había establecido en su discurso en la ONU, como propuesta al mundo mundial. También en sus acciones de gobierno, con una ministra ambientalista como Susana Muhamad. El ejecutivo colombiano amplía su proposición como una lucha estratégica “contra el narcotráfico, por la Paz y la transición energética”.
En la nueva etapa de Brasil resulta obvia la comparativa con la anterior: el desastre bolsonarista en la Selva ha llevado también a la irrelevancia internacional de este gran país, que ahora tratará de subsanarse parcialmente. El presidente Lula ha recuperado para el ministerio de medio ambiente a Marina Silva, que en otro momento había sido rival suya a la presidencia, y ha creado un ministerio para cuestiones indígenas con Sonia Guajajara, que se hace notar por su indumentaria en las imágenes de la toma de posesión del gobierno nuevo: su pueblo, el guajajara, es uno de los más atacados por las políticas bolsonaristas-militaristas, incluyendo el asesinato directo.

¿Y el resto de países no cuentan?. Naturalmente que sí, pero en dimensión distinta.
En Ecuador el banquero Lasso en la presidencia tiene la presión favorable de la CONAIE para políticas similares. Pero cuesta que las asuma (incluso con las potentes movilizaciones lideradas desde el movimiento indígena). Además, la filial amazónica de la Coniae, la Confeniae, está “entretenida” en una disputa por el liderazgo de la COICA, la coordinadora de organizaciones indígenas de la cuenca amazónica, que celebrará Congreso este mes.
En Perú, la destitución y prisión del presidente Castillo, y la represión llevada a cabo por su sustituta Boluarte, ha llevado a una “movilización permanente” de las organizaciones y autoridades indígenas de Sierra y Selva. Entre sus preocupaciones está también que el Congreso que denominan “golpista” está aprobando leyes contra la Amazonía y los pueblos indígenas en aislamiento voluntario.
Venezuela centra sus preocupaciones en la recuperación económica. Y ello resulta peligroso en cuanto a la no prioridad de los derechos de los pueblos originarios de su Selva, que han realizado diversas denuncias por la confrontación del modelo, que sigue siendo ferozmente extractivista.
Bolivia también apoyará las medidas que supongan defensa y protección de la Amazonía. No con la fuerza y potencia que podría aportar, pues también se ha implicado en la división en la COICA al crear una CIDOB gobiernista que confronta con la CIDOB orgánica, y porque la sublevación en Santa Cruz de los golpistas tras la detención de Camacho por su participación en el golpe de 2019 supone un nuevo riesgo de golpe, o en todo caso de componendas que han sido habituales con los camba-cruceñistas: todos esos acuerdos han sido contraproducentes para la Selva, ya que las élites de Santa Cruz son mayoritariamente latifundistas de la soja y extractivistas depredadores.

Y luego están las tres antiguas Guayanas, que seguramente apoyarían medidas de amparo a los Bosques, mucho más si como se anuncian tendrán “apoyos” internacionales de carácter económico empezando por Noruega y Alemania (lo cual produce también inquietud por el sentido que tales aportes puedan tener en cuanto a disfrazar de “verde” otras acciones en los países del Norte).
El 20 de septiembre Gustavo Petro, en la 77ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, decía que la Selva es uno de los grandes pilares climáticos del planeta, (cada hectárea deforestada del bosque amazónico produce 566 toneladas de CO2), y propuso medidas y unir esfuerzos para enfrentar este fenómeno que afecta tanto las riquezas naturales como a los grupos humanos de la Amazonía.
«Allí hay una explosión de vida. Miles de especies multicolores en los mares, en los cielos, en las tierras. Vengo de la tierra de las mariposas amarillas y de la magia. Allí en las montañas y valles de todos los verdes, no solo bajan las aguas abundantes, bajan también los torrentes de la sangre».
En noviembre, antes de tomar posesión formal de la presidencia, Lula viajó a la Cumbre del Clima en Egipto, donde defendía la política de “deforestación cero”, en un territorio como el brasilero donde solo el año pasado se perdían superficies boscosas del tamaño de Asturias.
Además propuso que la siguiente Cumbre del Clima fuera en territorio amazónico.

Sí, Petro y Lula han vuelto a poner en el escenario internacional la perentoria necesidad de tomar medidas efectivas para proteger la Amazonía, y eso requerirá alianzas mucho más globales y potentes.
Las organizaciones y autoridades indígenas, y sus aliados en diversos frentes, siguen realizando el Foro Social Panamazónico-FOSPA, donde se elaboran y concuerdan propuestas en similar sentido, con participación y protagonismo de los pueblos indígenas y ribereños.
El FOSPA del año 2022 se celebró en Belén do Pará, donde se declaraba “Estado de Emergencia Climática en la Panamazonía y su cumplimiento permanente para permitir su restauración activa y la protección de su biodiversidad en coordinación con los pueblos amazónicos y avanzar hacia un nuevo paradigma de relacionamiento con la naturaleza” https://www.forosocialpanamazonico.com/declaracion-panamazonica-de-belem-en-espanol/ ;y el de 2024 está convocándose en Bolivia.
En Asturias, sin embargo, la propuesta de considerar a la Amazonía como territorio prioritario de la cooperación asturiana, ha tenido el rechazo (¿por ahora?) de la Axencia asturiana de cooperación, lo cual ¿contradice o no algunos de los ODS-agenda 2030?
#AmazoniaporlaVida
