12 años del Baguazo.
No olvidemos la Masacre de Bagua. (Hoy, víspera de elecciones presidenciales en las que «el modelo» depredador también está en disputa).

Doce años después y las heridas de Bagua siguen abiertas. Aquel 5 de junio de 2009, por orden del gobierno la policía arremetió contra los indígenas amazónicos que tenían tomada una curva de la carretera. El saldo oficial fue de 33 muertos, doscientos heridos y 83 detenidos.
La masacre de Bagua ha dejado diversas enseñanzas, hemos proyectado películas, hemos seguido con atención a los indígenas presos y el juicio; ha sido consultado el experto en Amazonía Ricardo Álvarez Lobo, dominico de Nembra, que falleció hace 8 años.

No se puede hablar del Baguazo sin recordar que los pueblos indígenas amazónicos han sido tradicionalmente olvidados, excluidos y discriminados por el Estado y la sociedad peruana.
Y en el Perú contemporáneo, esa realidad de exclusión y desprotección estatal se refleja en los altos índices de pobreza, analfabetismo y desnutrición.

Pero es curioso que el ex presidente Alan García, que comparaba a las comunidades nativas y campesinas con el ¨perro del hortelano¨, pese a las acusaciones diversas y que su responsabilidad es manifiesta, no fuera juzgado por este caso, sino por otro de corrupción, en un país que ha tenido presos a presidentes como Fujimori, como Ollanta Humala y su esposa, o que tenga huído a EEUU y con orden de captura al ex presidente Toledo, y haya destituido al último presidente electo en urnas PPK Kuczynski.

La toma de la carretera era una de las medidas de fuerza que los pueblos indígenas amazónicos adoptaron como parte de un paro que ya llevaba 55 días. Las protestas eran contra un conjunto de decretos legislativos emitidos por el segundo gobierno de Alan García, los cuales atentaban contra los derechos territoriales y ambientales de estos pueblos.
A pesar de las sangrientas consecuencias, los responsables políticos nunca fueron juzgados. En contraste, los indígenas detenidos pasaron largos años en prisión, lejos de sus familias. Y además, un policía desapareció y nunca fue encontrado.

Tuvo que derramarse tanta sangre para que el país reconociera la existencia de los pueblos indígenas y sus derechos: luego de lo acontecido el derecho a la consulta previa, vigente desde 1995 (cuando entró en vigencia el Convenio 169 de la OIT) pero jamás aplicado, fue colocado en la agenda política nacional. Lamentablemente, en la actualidad, la Consulta Previa se ha convertido en un simple trámite administrativo que evidencia la falta de voluntad política para garantizar el respeto a los derechos de los pueblos indígenas.
Detrás de la Masacre de Bagua encontramos a un Estado incapaz de asumir la interculturalidad del país, empeñado en aplicar y ampliar un modelo económico basado en el saqueo de los bienes naturales que en su mayoría están en los territorios indígenas. Es lamentable que el Estado no haya aprendido las lecciones de esta tragedia y continúe emitiendo normas –los “paquetazos” ambientales y territoriales– que atentan contra los derechos de los pueblos indígenas y la Madre Tierra.

Las mujeres de ONAMIAP pidieron a los movimientos sociales, en particular a las organizaciones indígenas, no olvidar la Masacre de Bagua. En nombre de quienes allí fueron asesinados y de todos aquellos defensores y defensoras de los derechos humanos y colectivos, y de la Madre Tierra que antes ofrendaron sus vidas; en nombre de los criminalizados, de los que defienden día a día la vida, y continúan en la lucha por el pleno ejercicio de sus derechos.

Los indígenas amazónicos, en la defensa de sus territorios, asumidos como su piel y entorno básico de vida, han convocado al país a cambios ineludibles para una república democrática en una nación pluriétnica. Exigen dos cambios básicos. Hacen perentoria una política amazónica que supere el extractivismo depredador y, más bien reclaman el desarrollo territorial sustentable. Al mismo tiempo, han puesto en el orden del día la reforma política democrática, a fin que en la Estructura del Estado se reconozca la ciudadanía diversa, en las autoridades y tradiciones étnicas, y en la gestión de territorios del Estado con los pueblos indígenas, como manda el Convenio 169 OIT.
Alan García, el responsable máximo de aquel atentado a los pueblos, se suicidó cuando iba a ser llevado a prisión por corrupción.
Los pueblos, awajún y wampis, siguen transitando caminos de fortalecimiento de su autogobierno.
Una tesis doctoral, una investigación con centralidad en aquella masacre, se hizo en la Universidad de Zaragoza: https://zaguan.unizar.es/record/77065/files/TESIS-2019-043.pdf

¿Matar indígenas sigue saliendo gratis en Perú?

Por el contrario los pueblos indígenas amazónicos han podido mostrar al mundo algunas de sus propuestas para preservar el planeta, y lideresas amazónicas como Ruth Buendía Mestioquiari, del pueblo ashaninka, que fuera invitada en Asturias en el marco de la elaboración de “la Estrategia” asturiana de cooperación con los pueblos indígenas (pendiente de aplicar por parte del ejecutivo astur), ha recibido el prestigioso Goldman ambiental, ha recibido el premio Bartolomé de las Casas de manos del rey español, y ahora es la secretaria de AIDESEP, la organización amazónica cuyo presidente Alberto Pizango hubo de salir al exilio por los hechos de la masacre de Bagua.
Informe: https://amazonwatch.org/documents/bagua-minority-report.pdf
